Es común asociar el paso de los años con el deterioro inevitable de la salud. Pasados los 50 años, muchos consideran normal tener síntomas de cansancio, debilidad, insomnio, falta de memoria, entre otros. “Es la edad”, “me estoy volviendo viejo”, justifican algunos, restándole importancia a un problema que tiene solución.
Por simple lógica, se sabe que el cuerpo de una persona mayor no responde igual que cuando tenía 20 años. No obstante, los cambios en el organismo deben presentarse de forma gradual, sin que ello represente un impacto inmediato para la salud.
Los problemas de salud en personas mayores suelen estar relacionados con un ritmo de vida más sedentario, pero especialmente con deficiencias en la alimentación. El organismo disminuye su capacidad para asimilar ciertos nutrientes con el paso de los años, por lo que se necesita aplicar algunos cambios en la dieta regular y, en ocasiones, la ayuda de suplementos vitamínicos.
Identificando problemas
Antes de solucionar un problema, es necesario tenerlo bien identificado. En el caso de las personas mayores de 50 años, uno de los principales indicadores de una salud deficiente es la falta de energía, ocasionada por la falta de sueño (insomnio), mala alimentación, reflujo gastrointestinal, artritis, entre otras dolencias.
Otro signo de alerta es la falta de apetito, un problema que derivará naturalmente en una carencia de nutrientes. Puede estar relacionado a una pérdida progresiva de los sentidos del gusto y del olfato asociados a la edad, pero también a otras infecciones y enfermedades.
El factor psicológico no es ajeno al deterioro de la salud en personas mayores. El aislamiento social, la pérdida de seres queridos o el padecer alguna discapacidad permanente pueden conducir a episodios de depresión, que a la larga son el detonante de enfermedades al corazón y deficiencias cognitivas.
Los síntomas de debilidad también resultan muy comunes a medida que pasan los años. Dificultadas para ponerse de pie, levantar objetos o subir escaleras, son algunos signos de este problema, que se reflejan en una notoria disminución de masa muscular, menos movilidad y poca resistencia.
Todas estas deficiencias se presentan de forma progresiva y es necesario identificarlas a tiempo para poder corregirlas. Y los objetivos deben ser claros. No se busca recuperar la fuerza que se tenía a los 20 o 25 años, en realidad la idea es priorizar el bienestar, no perder energía y mantenerse activo todo el día.
Recuperando la vitalidad
Un estilo de vida más activo es la clave para alejar las enfermedades y dolencias. Pero no siempre es fácil. Una vez que las personas adoptan costumbres sedentarias, puede resultar complicado recargar baterías y volver al ruedo. En ese caso, la clave está en mejorar la alimentación.
Los cambios hormonales propios de una edad avanzada hacen que el organismo no asimile por completo las vitaminas y minerales presentes en frutas, verduras y otros alimentos. Por ello, es necesario enriquecer la dieta, aportando nutrientes clave para recuperar la energía y prevenir problemas de salud.
Después de los 50 años, el sistema óseo requiere un cuidado especial, especialmente en el caso de las mujeres. El aliado perfecto en este caso es el consumo de vitamina D, que ayudará al cuerpo a que asimile mejor el calcio de los alimentos. Es recomendable consumir atún, hígado de res, queso, yogurt y leche.
La vitamina B12 es otro de los nutrientes que el cuerpo deja de asimilar de forma apropiada con el paso de los años. Ello podría conllevar a cuadros de anemia o problemas cognitivos, que se manifiestan en la pérdida de memoria y, en los peores casos, en enfermedades como la demencia. Por ello, es importante consumir alimentos como hígado vacuno, pescado, carne de ave, leche, huevos y otros lácteos.
Multivitamínicos, una opción favorable
Si se trata de recuperar la vitalidad, un suplemento multivitamínico puede ser un buen aliado. Incluso, es posible encontrar productos especialmente dirigidos a personas de edad avanzada, con fórmulas orientadas a sus requerimientos nutricionales. Es importante elegir una opción que le permita al organismo absorber por completo todas sus vitaminas y minerales, pues de lo contrario no surtirá el efecto deseado.