¿Sabías que los huesos concentran hasta el 99% de todo el calcio que hay en el cuerpo? De hecho, estos actúan como una especie de banco, depositando la cantidad de mineral adecuada a cada parte del organismo, según sea necesario. Sin embargo, los tejidos óseos no se mantienen siempre estáticos, ya que nos acompañan durante el crecimiento, hasta llegar a un punto en el que se empiezan a contraer de forma gradual.
La juventud es una etapa que debe ser aprovechada para fortalecer el sistema óseo y evitar ciertas enfermedades como la osteoporosis, que suele manifestarse como consecuencia de la descalcificación de los huesos.
Las personas que padecen osteoporosis poseen una masa ósea muy deteriorada, que las hace propensas a sufrir fracturas tras algún golpe o caída. En los casos más graves, es posible que cualquier movimiento brusco, como agacharse para levantar un objeto, genera dolorosas fracturas debido a la fragilidad de los huesos.
Factores de riesgo
Existen distintos factores que contribuyen a la descalcificación de los huesos y que están fuera de nuestro alcance. Algunos de ellos son la edad, enfermedades crónicas, ciertos medicamentos, menopausia temprana en el caso de las mujeres, entre otros.
Sin embargo, existe un grupo de factores que sí podemos controlar para cuidar la salud de nuestro sistema óseo, y están relacionados con la alimentación, actividad física y estilo de vida. Es importante tenerlos en cuenta para evitar la descalcificación de los huesos y la aparición de enfermedades como la osteoporosis.
La vida sedentaria, además de los múltiples problemas que puede generar en nuestro organismo, contribuye directamente a la descalcificación de los huesos. Pasados los 30 años, la falta de actividad física nos hace más propensos a sufrir fracturas como consecuencia de algún golpe, o desarrollar enfermedades como la osteopenia, que es la pérdida de densidad ósea.
Otro factor que se puede corregir a tiempo es el déficit de vitamina D, un nutriente fundamental que facilita la absorción del calcio a niveles óptimos. Buena parte de la vitamina D en el organismo es producida de forma natural gracias a la exposición al sol. Los adultos mayores y los niños pequeños suelen estar protegidos de los rayos solares, por lo que se consideran población de riesgo.
Además de la falta de movimiento y el déficit de calcio y vitamina D, existen otras circunstancias relacionadas a la descalcificación de los huesos, tales como el consumo desmedido de alcohol, tabaco, café y bebidas gaseosas. Una excesiva delgadez también contribuye a la debilidad del sistema óseo.
Claves para evitar la descalcificación
Empecemos por desterrar el mito de que la osteoporosis es una enfermedad que se presenta sí o sí con el envejecimiento, o que es una condición exclusiva de las mujeres después de la menopausia.
Cualquier persona con déficit de calcio y vitamina D, sumado a una vida sedentaria, es propensa a una progresiva descalcificación de los huesos, que puede derivar en la temida osteoporosis.
Aun cuando no tengas síntomas de dolor o fragilidad en los huesos, debes mantenerte alerta y no descuidar el consumo de alimentos ricos en calcio y vitamina D. Si tienes menos de 55 años, requieres cerca de 1,000 mg de calcio, cantidad que aumenta a 1,500 mg pasada esa edad ya que, como dijimos, las reservas de este mineral disminuyen y el cuerpo no lo asimila completamente.
Si buscas alimentos ricos en calcio, te recomendamos consumir productos lácteos bajos en grasa como leche (entera o descremada), yogurt y queso. Las verduras de hojas verdes como el brócoli también son fuente de calcio, lo mismo que las legumbres, especialmente en el caso de la soja, y pescados como jurel, sardina, atún y bacalao.
En cuanto a la vitamina D, son muy pocos los alimentos que la contienen. Encontrarás este nutriente en pescados grasos como el salmón y el atún, hígado vacuno, queso, yemas de huevo y algunos tipos de hongos. También puedes exponerte a la luz solar durante algunos minutos al día recordando siempre utilizar protector solar.
En muchos casos, la dieta se puede complementar con el consumo regular de suplementos alimenticios ricos en calcio, magnesio y vitamina D