El envejecimiento es parte natural de nuestro ciclo de vida y no es posible revertirlo. Algunos temen llegar a esta etapa porque suele estar asociada al deterioro del organismo y al padecimiento de enfermedades de diversa índole. No obstante, es posible sobrellevar este proceso de forma activa y saludable, sin importar qué tan ‘entrados en años’ estemos.
Si eres una persona joven, tal vez pienses que todavía no es momento de pensar en la vejez, ya que todavía quedan muchas décadas antes de entrar a esta etapa. Pero lo cierto es que desde hoy mismo puedes empezar a mejorar una serie de hábitos para llegar a tus años de plenitud en óptimas condiciones.
Señales de envejecimiento prematuro
Es común notar los primeros rasgos de envejecimiento a partir de los 40 años en adelante, o en algunos casos desde antes, dependiendo de la condición genética de cada persona. Pero no hay que confundir los genes con síntomas reales que nos podrían estar advirtiendo que el envejecimiento está llegando demasiado pronto.
El cuerpo humano es sabio y puede reflejar en nuestro semblante cuando algo anda mal en el interior. Por ello, es posible reconocer ciertas señales de envejecimiento prematuro, especialmente en la piel.
La piel arrugada o flácida es probablemente el rasgo más característico de las personas de tercera edad, sin embargo hay quienes experimentan los primeros signos de esta condición desde los ¡20 años! Otras señales suelen ser el enrojecimiento de los ojos, los párpados caídos y pequeños depósitos de grasa situados alrededor de los ojos.
Muchas son las causas que generan envejecimiento prematuro, la principal es el estrés oxidativo, que se da cuando el cuerpo almacena un exceso de radicales libres del entorno, especialmente de la contaminación, el consumo de alimentos procesados, tabaquismo, alcoholismo, entrenamiento de alta intensidad sin preparación previa, etc.
Claves para alejar el envejecimiento
¿Es posible retrasar la aparición de los signos del envejecimiento? Estudios demuestran que sí. La clave no es otra que mejorar el estilo de vida, hacer más ejercicio y sobretodo mejorar los hábitos de alimentación. Un buen comienzo es reemplazar la comida chatarra, procesada y rica en grasas por alimentos que contengan antioxidantes.
Tal como explicamos en este otro artículo, los efectos del estrés oxidativo es el consumo regular de antioxidantes, ya que ofrecen un nivel de protección bastante alto. Pero no solamente previenen las arrugas de la piel, su función es mucho más amplia, ya que es una barrera muy poderosa que impide el avance de tumores cancerígenos, hipertensión, Alzheimer, entre otras enfermedades.
Pero si nos centramos en cómo prevenir el envejecimiento o cómo reducir los efectos de este ciclo, existen una serie de antioxidantes específicos para tales fines que mantendrán tu organismo saludable. Estos son los tocoferoles, cartenoides, extracto de semilla de uva y la vitamina C.
Tocoferoles: Son un grupo de compuestos de la vitamina E que cumplen una importante función antioxidante. Se encargan de proteger las membranas celulares del deterioro ocasionado por los radicales libres, evitando así los efectos del envejecimiento y las enfermedades degenerativas.
Los frutos secos son fuente de vitamina E, pero recuerda consumirlos con moderación. Otros alimentos con este nutriente antiedad son las hortalizas de hojas verdes (espinacas, acelgas, brócoli, etc.), margarinas, cereales y aceites vegetales de maíz (germen de trigo, girasol, soya, etc.).
Carotenoides: Cumplen una función fundamental en el metabolismo, ya que protegen las macromoléculas biológicas de la oxidación. Están presentes en una gran cantidad de vegetales y son responsables de su color amarillo, rojo o anaranjado, debido a que son pigmentos orgánicos. Puedes hallarlos en zanahorias, naranjas, tomates, yema de huevo, entre otros alimentos.
Vitamina C: Son nutrientes muy importantes para mantener una buena salud a nivel general. Pero a su vez, destacan por contribuir de forma especial al cuidado de la piel, gracias a que facilita la producción de colágeno. Ayuda a reparar los tejidos y fortalece el sistema inmunitario.
Es ampliamente conocida la presencia de vitamina C en los cítricos como naranjas y toronjas, pero también encontrarás este nutriente otras frutas como el mango, piña, papaya y fresas, así como en hojas verdes, tomates, pimientos, kiwi, entre otros alimentos.
Extracto de semilla de uva: Es un compuesto que contiene altas concentraciones de polifenoles, que le dan sus propiedades antioxidantes. Algunos expertos aseguran que su capacidad de neutralización de radicales libres es más alta que la vitamina E y C. Adicionalmente, brinda protección cardiovascular y es bueno contra la diabetes. Suele estar presente en suplementos dietéticos.
Para una protección antioxidante completa, los suplementos nutricionales son una buena alternativa, pero debes cerciorarte de no exceder las dosis recomendadas y que su elaboración esté a cargo de laboratorios reconocidos.