Constantemente se descubren nuevos beneficios de los Omega 3 para el organismo, aunque los estudios sobre estos ácidos llevan un largo tiempo. En la década de los 70, científicos europeos notaron que los esquimales de Groenlandia tenían una esperanza de vida muy alta y un índice de enfermedades cardiovasculares muy bajas.
Poco después, se demostró que estas características estaban ligadas a su dieta rica en pescado azul, que les aportaba ácidos grasos del tipo DHA y EPA, hoy considerados como el “dúo dinámico” dentro del grupo de los Omega 3, debido a sus altos niveles de protección para la salud a nivel integral.
Grasas positivas para el corazón
Existen ciertos tipos de grasas consideradas dañinas para el corazón, como es el caso de las grasas saturadas y las grasas trans, que se obtienen tras el consumo excesivo de comida chatarra. Pero con el Omega 3 ocurre lo contrario, pues se trata de ácidos grasos poliinsaturados, conocidos también como “grasas saludables”.
El consumo de Omega 3 a través de alimentos como pescados, mariscos, semillas, aceites y algunos vegetales, tiene una incidencia muy positiva para la salud ocular o cerebral, como explicamos en este artículo, pero sin duda, el principal beneficiado es el corazón, gracias a sus funciones antiinflamatorias y anticoagulantes.
Investigadores han demostrado que los ácidos grasos Omega 3 DHA y EPA presentes en alimentos y ciertos suplementos ayudan a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos, dos tipos de grasa que se encuentran en el torrente sanguíneo, pero que en niveles altos se convierten en la puerta de entrada para múltiples problemas cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca, arritmias o ataques al corazón.
Estudiosos del tema explican que la relación del Omega 3 con los menores riesgos de mortalidad cardíaca o muerte súbita tiene que ver con la inclusión de los ácidos grasos EPA y DHA en los fosfolípidos de la membrana de los cardiomiocitos, que son un grupo de células del músculo cardíaco.
Si deseas cuidar tu corazón, así seas una persona saludable, es importante que consumas en promedio dos porciones de pescado semanales. Procura elegir especies ricas en Omega 3 DHA y EPA como salmón, sardina, caballa, bacalao, arenque, trucha y atún.
Puedes complementar tu dieta con Omega 3 ALA, presente en aceites vegetales de linaza, canola y otras semillas, ya que el organismo está en capacidad de convertir estos ácidos grasos en DHA y EPA, aunque en porcentajes reducidos.
Suplementación con Omega 3
Cuando la ingesta de Omega 3 por fuentes naturales no es suficiente, muchos optan por adquirir suplementos dietéticos que contienen estos ácidos grasos y otros nutrientes. Esta práctica también se observa en personas que por alguna patología o condición médica padecen de déficit de ácidos grasos en su organismo.
Para medir la efectividad de los suplementos con Omega 3, habrá que remitirse a sus orígenes. De ahí podemos concluir que no todas las opciones son válidas y en muchos casos simplemente no surten efecto.
El aspecto más importante de cualquier suplemento de Omega 3 que se precie de ser efectivo, es su componente principal, que debe ser aceite de pescado, y en menor medida el aceite de krill, del que se dice que tiene grandes niveles de absorción.
Sin embargo, muchos laboratorios deciden ahorrar costos reemplazando el aceite de pescado por aceites vegetales, con alto contenido de ALA. Pero como explicamos líneas arriba, este elemento -que también pertenece a la familia de los Omega 3– tiene un nivel de conversión mínimo a DHL y EPA. Debido a ello, es poco probable que contribuya a la salud cardiovascular.