Los ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 tienen una efectividad comprobada en la prevención de todo tipo de enfermedades y dolencias. Como ya hemos explicado, los ácidos grasos DHA y EPA son los más importantes dentro de esta familia de grasas saludables gracias a sus múltiples propiedades. En esta ocasión, nos centraremos en sus beneficios para reducir el nivel de triglicéridos y colesterol total en el organismo.
¿Has escuchado hablar sobre la dislipidemia? Si bien no es un término muy extendido, su proliferación es muy común en el organismo. No es otra cosa que la presencia elevada de triglicéridos y colesterol en la sangre, una condición que podría ser el punto de partida de diferentes padecimientos como obesidad, hipertensión, diabetes e infartos.
Afortunadamente, en los ácidos grasos EPA -complementados con los DHA- encontramos grandes aliados para enfrentar estas y otras dolencias. De ahí la importancia de incluir pescado azul y aceites vegetales en nuestra dieta regular. Los beneficios del Omega 3 en la salud cardiovascular han sido ampliamente documentados, por lo que hoy se considera un importante agente protector.
¿Son peligrosos los triglicéridos?
Es común asociar a los triglicéridos con problemas de salud como las afecciones al corazón, el sobrepeso y el colesterol. En principio, debes saber que los triglicéridos son el tipo de grasa más común del organismo. Los obtenemos de alimentos grasos como el aceite, los lácteos y de las calorías que consumimos.
Cumplen una función muy importante, transportándose a través del torrente sanguíneo mientras almacenan la energía obtenida a través de las comidas, para utilizarla cada vez que sea necesario. El nivel de triglicéridos adecuado en el cuerpo de una persona adulta es de 150 mg/dL en promedio.
El problema viene cuando alcanzamos altos niveles de triglicéridos, algo que podemos detectar a través de un análisis de sangre. Existen diversos factores de riesgo para alcanzar esta condición, entre ellos el consumo excesivo de calorías -principalmente azúcar-, obesidad y sobrepeso, el tabaquismo, el alcoholismo, condiciones médicas como la diabetes, la propia edad, trastornos genéticos, entre otros.
Los triglicéridos altos están asociados a múltiples enfermedades cardiovasculares. También nos hace más propensos a sufrir derrames cerebrales, afecciones a la piel, presión arterial alta, pancreatitis aguda y una larga lista de dolencias.
Omega 3 al rescate
Reducir los niveles de triglicéridos en el organismo no siempre es tarea fácil, pues se requiere de mucha disciplina a la hora de comer y de actividad física regular. Aquí entran a trabajar los ácidos grasos Omega 3, específicamente el EPA, que actúa directamente sobre los vasos sanguíneos y mejora la presión arterial.
Estudios señalan que el consumo de aceite de pescado, la principal fuente de los ácidos grasos EPA y DHA, ayuda a reducir el colesterol plasmático y los triglicéridos, por medio de la inhibición de la biosíntesis de lipoproteínas de baja densidad, sin generar efectos secundarios. Esto se traduce en grandes beneficios para la salud cardiovascular.
Escasez de Omega 3 EPA
Lograr los niveles adecuados de Omega 3 EPA para reducir los niveles de triglicéridos no siempre está al alcance de todos, especialmente en el mundo occidental. En muchos casos existe escasez de pescado azul y mariscos debido a sus elevados precios, por lo que el consumidor busca otras opciones más económicas, con menor valor nutricional.
La falta de Omega 3 EPA en el cuerpo se manifiesta de varias maneras, entre ellas la piel seca, cabello opaco, fragilidad en las uñas, poca calidad del sueño, falta de concentración, fatiga constante, dolores en las articulaciones, entre otras. A ello se suman los riesgos de sufrir ataques al corazón, insuficiencia cardíaca y muerte súbita.
Para este tipo de casos, en que el consumo de Omega 3 EPA no alcanza la cantidad recomendada, existe la posibilidad de recurrir a suplementos dietéticos con alto contenido de ácidos grasos EPA y DHA.