Son muy comunes en las mujeres, pero también se pueden presentar en hombres. Algunas pueden suponer un riesgo para la salud, mientras que otras resultan inofensivas. Nos referimos a las manchas en el rostro. Aquí conocerás cuáles son las más comunes, por qué se originan y cómo puedes eliminarlas para que tu piel luzca saludable en todo momento.
¿Por qué se producen las manchas en el rostro?
El color de la piel debería ser uniforme, pero en muchos casos se producen alteraciones en determinadas zonas, principalmente en el rostro. Las manchas más comunes -y que demandan la mayor cantidad de consultas dermatológicas- son las de tono marrón. Este fenómeno se denomina hiperpigmentación y se produce por el aumento de la melanina, el pigmento natural responsable del color de la piel.
¿Y por qué aumenta la producción de melanina? Estos pigmentos actúan como mecanismo de defensa frente a los radicales libres que generan los rayos solares y que tienen efectos dañinos sobre la piel. A pesar de que utilices protector solar, los factores genéticos juegan un papel importante, a lo que se suman los efectos naturales del envejecimiento.
Los cambios hormonales y el uso de ciertos medicamentos también afectan la pigmentación cutánea, y por lo tanto pueden contribuir a la aparición de manchas sobre el rostro. Las mujeres embarazadas son más propensas a estas alteraciones de la piel, que se conocen como cloasma gestacional, y se presentan precisamente por las alteraciones hormonales.
Tipos de manchas
Si hablamos de manchas en la cara por efecto de los rayos solares, las más comunes son los léntigos. Aparecen con mayor regularidad en personas de piel blanca cuando pasan los 60 años, aunque también se pueden desarrollar desde edades más tempranas. Tienen forma ovalada y su tamaño es muy variable, pudiendo llegar hasta los 15 milímetros. No solo se manifiestan por la exposición a los rayos ultravioleta, también pueden ser hereditarios.
Más allá de los cambios estéticos, los léntigos no generan síntomas ni molestias, aunque algunos de ellos se pueden presentar en color marrón claro y de gran tamaño. Se denominan “léntigo senil” y podrían estar asociados con posibles carcinomas en la piel, como consecuencia de una prolongada exposición al sol. Se puede tratar con cirugía o con sueros antiarrugas.
El melasma es otra de las manchas más habituales derivadas de la hiperproducción de melanina. En este caso, afecta a personas con fototipos III y IV, es decir, de piel morena. Además de su tono oscuro, se caracteriza por su forma simétrica. Estas imperfecciones se generan en un buen porcentaje de mujeres embarazadas y también en aquellas que emplean anticonceptivos por vía oral.
Por último, tenemos las manchas rojas o cuperosis. Se presentan en mujeres de piel delicada cuando se producen cambios bruscos de temperatura. Se manifiestan en nariz y mejillas a través de pequeños vasos sanguíneos, que se van dilatando lentamente hasta formar granitos. Si no es tratada de forma adecuada, puede dar lugar a una rosácea.
Consejos para eliminar las manchas de la piel
Recuerda que la piel tiene memoria. Todo lo que hagas hoy puede tener repercusiones dentro de uno, diez, veinte o más años. Si todavía eres joven, empieza a cuidar tu piel desde hoy para prevenir la aparición de manchas tu rostro y evitar el envejecimiento prematuro.
Uno de los principales aspectos que debes tener en cuenta es tu protección frente a los rayos ultravioleta. Para ello, utiliza un protector solar acorde a tu tipo de piel cada vez que te vayas a exponer al sol. La crema que elijas debe contar con filtros para combatir los rayos UVA y UVB. A ello, deberás agregar el uso de gafas de sol homologadas y un sombrero para resguardar tu rostro, especialmente en verano.
La alimentación también resulta fundamental para proteger la piel de tu rostro. Consume alimentos que contengan antioxidantes (enlace al artículo 6) como las vitaminas C y E, betacarotenos, polifenoles y minerales como el selenio y el zinc. De esa forma, estarás mejor protegido frente a los efectos de los radicales libres.
No olvides beber abundante agua en el transcurso del día y aplicarte una crema humectante, de preferencia elaborada con productos naturales. Esto te ayudará a tener una piel hidratada, firme y te hará lucir más joven.