Entre las proteínas que están presentes en tu cuerpo de forma natural, la más abundante es el colágeno. Su presencia es fundamental para mantener unidas las diferentes estructuras del organismo como los músculos, los huesos y la piel por medio de la formación de fibras. Además, influye directamente en su hidratación.
Pero hay un detalle. A medida que el cuerpo alcanza su madurez, va disminuyendo progresivamente su capacidad para producir colágeno. A los 40 años aproximadamente, el organismo solo produce la mitad del colágeno que producía durante la juventud, dando lugar a una pérdida de elasticidad de la piel y otros síntomas relacionados con el envejecimiento.
Para que la piel se mantenga hidratada, tersa y libre de imperfecciones, es necesario compensar la pérdida de colágeno. Esto lo saben bien las empresas de nutrición, que desde hace algunos años comercializan los populares suplementos de colágeno hidrolizado. La industria cosmética también ha seguido ese camino, pues muchos de sus productos como cremas, lociones y sueros tienen al colágeno entre sus principales activos.
¿Por qué es importante el colágeno para rejuvenecer la piel?
La secreción del colágeno se realiza a nivel celular, a través de largas cadenas de aminoácidos que contienen una buena cantidad de prolina, lisina y glicina. La unión de estos aminoácidos genera una estructura llamada triple hélice, que se encarga de asegurar la resistencia y flexibilidad de los tejidos.
La salud de tu piel depende directamente de su nivel de colágeno. Gracias a este elemento, adquieres la firmeza y la elasticidad necesaria para moverte con libertad. Cuando su producción natural disminuye, empieza un declive progresivo que provoca el debilitamiento de las estructuras epiteliales, lo que se traduce en flacidez y arrugas.
Pero el tiempo no es la única circunstancia que juega en contra de la producción del colágeno. Factores externos como el estrés, la mala alimentación, el consumo de tabaco o la exposición prolongada a los rayos del sol destruyen tus reservas de colágeno y te privan de todos sus beneficios.
Colágeno en la alimentación
En años recientes, se han realizado estudios que sugieren que el consumo de alimentos ricos en colágeno tendría un efecto muy positivo en la apariencia de la piel, especialmente en la prevención de las arrugas y otros signos de envejecimiento prematur
Una de las principales fuentes de colágeno son las proteínas de animales, en especial las carnes rojas y el pollo. Pero no te centres solo en el músculo (filete, pechuga, bistec), pues la mayor parte de la sustancia está presente en las patas, la piel y los huesos. Una buena idea es preparar un caldo que incluya estos ingredientes.
El pescado es otra de las fuentes de colágeno más destacadas, gracias a su contenido de ácidos grasos Omega 3. Todo ello sin contar sus beneficios para reducir el colesterol e incrementar los niveles de calcio. Las opciones más recomendables son el pescado blanco, el salmón y la trucha.
Por otro lado, los alimentos con pigmentación roja (fresas, cerezas, jitomates, pimientos) son excelentes para la producción de colágeno, al igual que los vegetales verdes como el brócoli o la col. También te recomendamos incluir alimentos con Vitamina C (limón, naranja, mandarinas) ya que también actúan como excelentes antioxidantes naturales.
Otra fuente de colágeno que puedes incluir en tu dieta es la gelatina, ya que casi el 90% de su composición deriva de esa proteína. Es conveniente descartar las gelatinas comerciales (por su elevada cantidad de azúcar y colorantes) y utilizar aquellas que no tienen sabor para elaborar diferentes postres.
Incorpora el colágeno a tu tratamiento facial
Además de la alimentación, existen tratamientos cosméticos y dermatológicos que incluyen una serie de activos para proteger tu piel de las imperfecciones, entre los que destaca la presencia del colágeno. La proteína actúa de forma más directa, pues logra infiltrarse en la epidermis, hidratando la piel, mejorando su elasticidad y haciéndote lucir más joven.