La etiqueta “natural” que tienen algunos productos de limpieza para el hogar va más allá de ser una mera acción de marketing. En realidad, esta alternativa nos ayudará a evitar el contacto con múltiples componentes tóxicos que podrían poner en riesgo nuestra salud. A cambio, obtenemos ingredientes ecológicos con una efectividad igual e incluso mayor a la de los insumos tradicionales.
En un artículo anterior revisamos los riesgos que conlleva usar productos de limpieza con amoniaco. Sin embargo, no se trata de la única sustancia nociva para la salud. Muchos quitamanchas, desinfectantes y detergentes contienen cloro, un elemento con el que también debemos ir con cuidado, ya que es muy inestable y reactivo.
¿Qué entendemos por cloro?
El cloro (Cl) es un elemento químico bastante común en la naturaleza. Al ser una sustancia altamente reactiva, podemos encontrarlo como parte de cloruros, cloritos y cloratos. A nivel industrial, el cloro se utiliza para fabricar una amplia gama de insumos incluyendo fármacos, plásticos, insecticidas y, por supuesto, productos para limpieza del hogar.
Si nos centramos en el uso del cloro como desinfectante o purificador, en realidad estamos empleando un derivado conocido como hipoclorito de sodio. Este elemento disuelto en agua da lugar a los famosos blanqueadores, también llamados lejía o lavandina, muy conocidos por su alto poder oxidante y bajo costo.
A pesar de ser peligrosos en grandes cantidades, los blanqueadores a base de hipoclorito de sodio tienen una amplia variedad de aplicaciones. Es ampliamente conocido su uso para matar los gérmenes en el agua potable y en el agua de las piscinas. En la industria alimenticia, ayuda en la eliminación de contaminantes presentes en productos crudos y para limpiar los equipos de producción.
Como agente de limpieza doméstico, el hipoclorito de sodio -en forma de blanqueador- se utiliza para desinfectar el agua, purificar superficies de todo tipo, disipar malos olores y para lavar la ropa, en especial para eliminar las manchas de la ropa de color blanco. Ayuda a combatir microorganismos y bacterias, aunque es poco efectivo frente a materiales orgánicos.
Riesgos del cloro para la salud
Tal como sucede con la mayoría de limpiadores multiuso, entrar en contacto directo con el cloro puede ser perjudicial para la salud. Si hablamos específicamente del hipoclorito de sodio, la modalidad de contaminación más habitual es la inhalación de dicha sustancia, que puede causar tos, vómitos y dolor de garganta.
Por otro lado, si la piel entra en contacto directo con la lejía o blanqueador durante un tiempo prolongado, puede dar lugar a irritación y enrojecimiento de la zona afectada, y en el peor de los casos puede originar cáncer de piel. El cloro en los ojos genera una sensación de ardor intenso y posibles quemaduras químicas.
Los niños son especialmente propensos a los efectos del cloro en su organismo. Estudios recientes sugieren que su inhalación podría derivar en cuadros de gripe o de amigdalitis, mientras que su exposición pasiva frente a esta sustancia podría afectar el revestimiento de sus células pulmonares.
Cuidado con la ropa
El cloro es muy promocionado como un producto ideal para lavar la ropa blanca, ya que ayuda a conservar su color y recuperar su brillo. Con la ropa de color sucede todo lo contrario. Una gota de blanqueador puede arruinar por completo la prenda, ya que daña la fibra de forma casi irreversible, debido a su poder oxidante.
Ese efecto tan nocivo del cloro frente a cualquier elemento con el que haga contacto es lo que finalmente va a dañar la ropa de forma permanente, sin importar su color. Con el tiempo, endurece la tela y esta va perdiendo su elasticidad, ocasionando que se rompa fácilmente.
Alternativas naturales
Para descartar cualquier daño que pueda producir el cloro u otros elementos químicos, la mejor alternativa es utilizar productos naturales para las tareas de limpieza y desinfección en el hogar, que a su vez sean efectivas para eliminar manchas difíciles de las prendas, sábanas o alfombras.