Más allá de cualquier diferencia física, mental, intelectual, sensorial o social, debe haber un equilibrio en la participación de todas las personas dentro del entorno social que permitan una sana convivencia. Hemos visto infinidad de injusticias a lo largo de la historia que poco a poco se han ido erradicando, pero aún nos queda un largo camino por recorrer en la inclusión, desde políticas hasta educación, que nos permitan ser conscientes de la realidad de miles de personas.
La inclusión social es un conjunto de valores que permiten reconocer la situación que viven cada uno de los individuos, aceptar la diversidad y valorar que todos pueden aportar, esto nos lleva a querer crear metodologías para que todos puedan tener las mismas oportunidades de participar en las actividades del grupo social.
¿Qué situación enfrentan las personas con discapacidades?
Discriminación y subestimación:
Los estigmas alrededor de las discapacidades impiden ver todas las capacidades que sí tiene la persona y creamos más limitantes de las que en realidad tienen, dar por hecho que no pueden hacer algo trunca sus posibilidades de desarrollarse. Todos hemos intentado hacer algo por primera vez, quizá no somos buenos al primer intento pero seguir tratando nos da práctica y el poder de desarrollar una nueva habilidad ¿por qué negar esto a las personas con discapacidades? No dar oportunidades a personas por sus condiciones físicas es un claro ejemplo de discriminación.
Barreras de comunicación:
La comunicación es un elemento muy importante en la convivencia social. Nos han dicho que es muy importante expresarnos y saber escuchar. Pero las personas con dificultades de habla o sensoriales (escucha, visión) tienen una barrera bastante grande, que empieza con tener que aprender una distinta forma de expresarse y escuchar hasta toparse con personas con completa apatía por intentar entenderlos, por lo que la mayoría de las veces terminan siendo excluidos de la convivencia y participación.
Infraestructura inadaptada
Son todas aquellas edificaciones que impiden el desplazamiento de las personas con discapacidades. Todos los lugares públicos deberían considerar los obstáculos que podrían representar los diseños estructurales para algunas personas, además, las modificaciones que proponen inclusión de todas las personas no afectan a nadie, al contrario, permiten un mejor desplazamiento de los individuos.
La inclusión se mide en la medida en que las personas con discapacidades pueden desarrollarse de forma fácil, en la medida en la que pueden ser más independientes y pueden participar al igual que el resto de la sociedad.
La salud, el desarrollo y la independencia de las personas más allá de sus condiciones físicas o sensoriales dependen de una inclusión social responsable y empática que apoye y motive a llevar a cabo actividades cotidianas y desarrollar destrezas, deportes o habilidades que permitan la actividad de las personas con alguna discapacidad.
Por ello la importancia de cambiar acciones que excluyan la participación e involucramiento de las personas. Debemos comenzar a reconocer que todos somos diferentes y eso no significa que no tengamos derecho a participar, al contrario, la sociedad se construye por todos los individuos y lo que cada uno puede aportar. Motivemos en lugar de tener lástima, a ninguna persona nos gusta ser vistos con lástima ya que demerita todo lo que podemos hacer.
Por supuesto que deben haber políticas públicas que exijan el trato digno y que además se creen oportunidades para cada segmento poblacional que permita la igualdad de desarrollo, así como exigir el cumplimiento de las normas vigentes y trabajar en la inclusión desde una labor personal.
¡Comparte con nosotros tus ideas para lograr esto en nuestra sociedad! El bienestar social lo construimos todos, con empatía, información y disposición para actuar a favor de la igualdad, respeto y sana convivencia.