La flacidez, arrugas y líneas de expresión en el rostro se hacen más evidentes a medida que pasan los años. Pero, en ocasiones, ciertos factores provocan que la piel comience a envejecer antes de tiempo. Por suerte, es posible regenerarla a través de productos antienvejecimiento elaborados con ingredientes naturales que, además de ser efectivos, no generan ningún impacto en el medio ambiente.
Podemos mencionar un sinnúmero de ingredientes naturales beneficiosos para la piel, como el aloe vera o el té verde, por citar un par de ejemplos, pero muy pocos han escuchado sobre las bayas de goji, un fruto proveniente de Asia que empezó a ganar popularidad en occidente hace apenas un par de décadas, al que expertos adjudican la capacidad de regenerar la piel.
Las bayas o cerezas de goji, también conocidas como “wolfberries”, son el fruto del Lycium barbarum, una planta que pertenece a la familia de las solanáceas. Son muy utilizadas en países asiáticos como China, Japón o Corea, gracias a sus propiedades nutritivas y medicinales. En los últimos años se han vuelto muy comunes en suplementos y para tratamientos de salud alternativos, ya que además son muy económicas.
Un rejuvenecedor natural
Estudios recientes han comprobado que los beneficios de las bayas de goji van más allá de sus propiedades tradicionales, ya que también poseen la capacidad de regenerar la piel, haciéndonos lucir más jóvenes y saludables sin necesidad de gastar fortunas en tratamientos, cirugías o productos de belleza con químicos tóxicos.
Ya sea por su consumo directo, en extractos, como activo en cremas revitalizadoras y hasta como mascarilla, las bayas de goji juegan un papel importante para tonificar la piel y hacer que luzca más radiante, sin arrugas y evitando el deterioro de los tejidos. Esto es posible gracias a sus componentes de aminoácidos, que producen colágeno de forma natural.
Uno de los grandes beneficios de las bayas de goji radica en su poder antioxidante, basado en su alto contenido de vitamina C. Su consumo regular te ayudará a prevenir el estrés oxidativo que producen los radicales libres, los cuales hacen que tu piel sufra un desgaste progresivo debido al estrés, la exposición constante a los rayos solares, entre otros factores. Si deseas conocer más detalles sobre este punto, puedes echar un vistazo a este artículo.
Si sufres de acné, también puedes recurrir a los wolfberries, ya que ayudan a una mejor circulación de la sangre y alivian la inflamación. A través de esta función, mejora el metabolismo de tus células y reduce esos molestos brotes que se forman en el rostro. Esto también te servirá para ocultar la apariencia de las cicatrices en la piel, reparando la zona dañada.
Si nunca has probado las bayas de goji y te preguntas qué sabor tienen, debes saber que son un poco amargas. Puedes comerlas crudas, deshidratadas o mezclarlas con otras frutas. También puedes usarlas para preparar una infusión, agregarlas al zumo, al cereal o a tu ensalada. ¡Depende de tu creatividad!
Evita el envejecimiento prematuro de la piel
Si deseas que las bayas de goji o cualquier otro producto para revitalizar la piel surtan un verdadero efecto, debes cumplir tu parte del trabajo. Esto significa dejar atrás los malos hábitos que podrías estar cometiendo y reemplazarlos por actitudes más saludables. Tu piel te lo agradecerá.
Entre los factores que ocasionan el envejecimiento prematuro de la piel, uno de los más comunes es la exposición al sol sin el uso de un protector solar. Es cierto, produce vitamina D de forma natural, pero el exceso de rayos UV libera a los temidos radicales libres en tu organismo (enlace al artículo 5), dando paso a la oxidación progresiva de las células de la piel.
Tu dieta es otro eje fundamental para la protección de la piel. Incluye alimentos que contengan antioxidantes como la vitamina C, tocoferoles y cartenoides, mientras descartas las grasas saturadas y la comida chatarra.
Por último, procura descansar de forma adecuada, entre 7 y 8 horas diarias. La falta de sueño acelera el envejecimiento, produce ojeras y cede terreno a la formación de bolsas en el contorno de los ojos.